A veces pienso que es mejor no leer ni ver noticias. Me
hago el propósito de aislarme, pero se me olvida, caigo y me encuentro frente
al televisor o leyendo el periódico en Internet, sintiéndome culpable por
querer ignorar las desgracias del mundo.
Hoy me pasó, y me encontré con la noticia de una mujer
que queriendo escapar de la golpiza que le estaba dando el marido, que trató de
asfixiarla varias veces, se lanzó por la ventana del cuarto piso, con la suerte
o desgracia de quedar viva aunque medio desbaratada en el pavimento.
Es increíble, increíble que a pesar de los avances del
mundo, de los cambios en los roles, de la educación, las mujeres sigamos siendo
víctimas del maltrato, el porqué no logro entenderlo, queriendo hacerme un buen
escenario para comprender escribí mi libro “El príncipe de latón” y creo que al
inventar el drama de una mujer maltratada logré ponerme un poco en sus
pantalones, pero sigue siendo increíble que esas cosas pasen y que existan
niños en el mundo que se quedan sin mamá por culpa del papá.
Es aún más increíble que una persona caiga desde
semejante altura y quede viva, o que tenga las agallas para lanzarse pero no
las tenga para detener al monstruo que la ataca o para denunciarlo a tiempo. Pero
lo más impresionante de toda la historia, lo que de verdad me llenó de rabia
con el mundo, con las noticias y conmigo misma por leerlas y saber que no voy a
hacer nada al respecto, lo que de verdad me enfureció es que la nota termina
diciendo que el “atacante” está libre porque la fiscalía “no encontró motivos
suficientes para detenerlo”
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