¿Qué pasa cuando morimos? Y nos
es que hoy ande trascendental, no estoy pensando en la luz al final del túnel,
en el juicio final, en reencontrarnos con los que se fueron, en volar a la nada
o en reencarnar en pato. No, me refiero a qué pasa con lo que fue propio en
nuestra ausencia. ¿Quién se encargará de bajar nuestra ropa de los ganchos y de
llevarla a algún lugar? ¿A qué lugar?
¿Quién escarbará nuestros
cajones, quién definirá qué hacer con tantas cosas que guardamos como tesoros
de valor incalculable y que en manos de otro quedarán clasificadas como simple
y vulgar basura? ¿Se detendrá alguien a leer las cartas aprisionadas en mil
dobleces, lo hará una persona que nos quiso y que desenterrará por fin los
mensajes ocultos o llegarán a manos de un extraño que las manoseará con
curiosidad morbosa o terminarán hechas pedacitos en la caneca del reciclaje?
Los libros, las dedicatorias,
algún barquito de papel navegando entre las hojas de un poema. Un anillo de
algún metal innoble, ya sin brillo, casi una tuerca de latón que puede llevar
en su silencio una promesa incumplida, un romance fallido. Ese también irá a
parar en las entrañas podridas de una bolsa negra. ¿Qué pasa con los espacios
compartidos, con el tarro de pistachos que nadie más come en la casa, con las
mascotas cuidadas durante años, con las plantas que crecieron rociadas de
afecto; cuánto tiempo durará nuestro olor en la almohada, nuestras huellas en los
muebles?
No quiero terminar este ejercicio
en signo de interrogación, tampoco quiero que el punto final deje ese sabor a
lágrima que me acaricia la boca en este instante. Quiero creer que cuando ya no
esté aquí, alguien va a pasearse por las hojas de mis libros y va a permitirse sentir
con ellos. En ese instante, en el momento en que alguien suspire tras leer una
frase, se enjuague con disimulo una lágrima o permita a su cara la distención
de una sonrisa, en ese segundo volveré a estar aquí en la tierra, volveré a ser
humano, volveré a ser recuerdo. Entonces, en ese imperceptible instante en el
tiempo, volveré a estar viva, a ser yo.
Es increíble como algunas personas pueden proyectar ,a través de una escritura sentimientos y emociones tan profundos , tan reales como si lo estuvieras viviendo en ese instante y quedase detenido el tiempo.
ResponderEliminarEso es lo que pretendo, que las letras que organizo no sean solo ideas o palabras en cierto orden, me encanta que enreden sentimientos, miedos, emociones, soledades o satisfacciones.
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