27 de mayo de 2016

Ejercicio de escritura No. 4: Trascendencia




¿Qué pasa cuando morimos? Y nos es que hoy ande trascendental, no estoy pensando en la luz al final del túnel, en el juicio final, en reencontrarnos con los que se fueron, en volar a la nada o en reencarnar en pato. No, me refiero a qué pasa con lo que fue propio en nuestra ausencia. ¿Quién se encargará de bajar nuestra ropa de los ganchos y de llevarla a algún lugar? ¿A qué lugar?

¿Quién escarbará nuestros cajones, quién definirá qué hacer con tantas cosas que guardamos como tesoros de valor incalculable y que en manos de otro quedarán clasificadas como simple y vulgar basura? ¿Se detendrá alguien a leer las cartas aprisionadas en mil dobleces, lo hará una persona que nos quiso y que desenterrará por fin los mensajes ocultos o llegarán a manos de un extraño que las manoseará con curiosidad morbosa o terminarán hechas pedacitos en la caneca del reciclaje? 

Los libros, las dedicatorias, algún barquito de papel navegando entre las hojas de un poema. Un anillo de algún metal innoble, ya sin brillo, casi una tuerca de latón que puede llevar en su silencio una promesa incumplida, un romance fallido. Ese también irá a parar en las entrañas podridas de una bolsa negra. ¿Qué pasa con los espacios compartidos, con el tarro de pistachos que nadie más come en la casa, con las mascotas cuidadas durante años, con las plantas que crecieron rociadas de afecto; cuánto tiempo durará nuestro olor en la almohada, nuestras huellas en los muebles?

No quiero terminar este ejercicio en signo de interrogación, tampoco quiero que el punto final deje ese sabor a lágrima que me acaricia la boca en este instante. Quiero creer que cuando ya no esté aquí, alguien va a pasearse por las hojas de mis libros y va a permitirse sentir con ellos. En ese instante, en el momento en que alguien suspire tras leer una frase, se enjuague con disimulo una lágrima o permita a su cara la distención de una sonrisa, en ese segundo volveré a estar aquí en la tierra, volveré a ser humano, volveré a ser recuerdo. Entonces, en ese imperceptible instante en el tiempo, volveré a estar viva, a ser yo.

2 comentarios:

  1. Es increíble como algunas personas pueden proyectar ,a través de una escritura sentimientos y emociones tan profundos , tan reales como si lo estuvieras viviendo en ese instante y quedase detenido el tiempo.

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  2. Eso es lo que pretendo, que las letras que organizo no sean solo ideas o palabras en cierto orden, me encanta que enreden sentimientos, miedos, emociones, soledades o satisfacciones.

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