4 de marzo de 2024

Para Juancho

Tengo una amiga que dice “envejecer es obligatorio pero madurar es opcional”, me parece una frase tan acertada, tan aplicable a la vida, pero no voy a detenerme aquí en el tema de madurar, que es una opción de una inmensa minoría, voy a exponer aquí mi teoría de que de alguna manera nuestro cuerpo envejece porque le toca, pero nuestro cerebro, nuestros pensamientos, se quedan estancados en etapas anteriores, como si no entendieran que nuestro cuerpo cambió, que con el paso de los años ya no funciona igual. 

 

Yo por ejemplo, me voy de rumba, cosa que ya no pasa casi nunca y antes era lo usual todos los fines de semana, en fin, me tomo un par de tragos solo un par por el tema de ser el adulto responsable. Ponen la música que solía bailar cuando estaba entre mis veinte y mis treinta que además sigue vigente, bailo merengue moviendo la cadera, me disfruto una salsa con pasos cortos y rápidos, varias vueltas, me mareo un poco pero lo ignoro, estoy feliz, aparece el meneíto que me gozo de lado a lado. Después de repetir la operación con otras canciones mi cuerpo pierde un poco su capacidad pulmonar, pero mi mente sigue emocionada disfrutando el placer que siempre le dio el baile. Regreso a la mesa a recargar energía y mi cerebro dichoso quiere seguir de rumba mientras que mi cuerpo ya sentado bosteza sin que lo pueda detener, entonces, para evitar la pena de estar en la mitad de un rumbeadero con cara de sueño a las 11 de la noche, regreso a la pista. Mi parejo me da una vuelta y luego levanta mi brazo izquierdo para darla el también, un corrientazo de dolor baja desde mi hombro hasta el dedo meñique ¡mierda! me olvidé de la bursitis que me tiene ese brazo con movilidad reducida desde hace un tiempo. Pongo mi mejor cara, que no se note, sigue la noche, empiezo a no disfrutar el baile, yo quiero seguir, pero mi espalda me está recordando todo el movimiento de un día normal de recoger reguero, cocinar una hora de pie, media hora más lavado los platos. 

 

Afortunadamente voy con un grupo de adultos mayores que no aguantan mucho el trasnocho y regresamos a casa a eso de la una. Me pongo la piyama recordando que a esa hora la fiesta apenas comenzaba años atrás y que a las tres de la mañana estaba en la Pepe Sierra comiendo perro caliente lleno de salsa y papas. En este momento de la vida un perro a esa hora sería un atentado a muerte contra mi colon. Duermo profundamente por el cansancio del cambio de rutina y al día siguiente los años empiezan a pasar la factura. Las rodillas me recuerdan a cada paso los merengues bailados, el hombro las vueltas dadas, la cintura los pasos de salsa, todo mi cuerpo me dice que los años han pasado y que si quiero que las articulaciones aguanten el ritmo del cerebro, debo empezar a hacer algo al respecto. 

 

Entonces, compresas de agua caliente y una inscripción al gimnasio son mi receta para curar esta incongruencia.


Esta entrada de mi blog quiero dedicarla al primo Juancho que se fue de rumba y terminó con una rodilla adolorida durante un mes, con todo mi cariño y un Ibuprofeno para ti. 

4 comentarios:

  1. Mi querida y entrañable Margara...no puedo ni escribir de las risas que me has sacado. Quiero hacer una aclaración, aunque muy a mi pesar, pues apunta a que tienes doblemente la razón, ya hace 2 meses!! Y esta vaina no mejora!! Mañana sacaré cita con el ortopedista! Será que de una separo cita con el Psicólogo, para que me ayude a cerrar la brecha entre cerebro y cuerpo 🤔 ja ja ja ja ja 🤣 x Dios!! Los años! Los años!!! Que no perdonan, y uno con ganas de mejorar, para poder volver a ir de Rumba!! Muchas gracias x tan Espectacular dedicatoria y por las risas! Te adoro!

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    1. Mil besos para ti y compresas de agua helada para tu rodilla 😆

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  2. Para evitar todas esas dolencias recomiendo al 100% practicar taichi. Absolutamente comprobado por mi que sirve para todo, para el cuerpo, para el alma para vivir en sintonía. Cerebro,cuerpo y espíritu se alinean se los juro.

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